Como trofeo general, un par de cervezas o un mar serían
más que suficiente. Lo importante es participar, y desde luego, aquí si no se
nada de una forma, se suprime la escalera de un click.
Mucho más de lo que
pensamos consiste en ejercitar, sin pausa, pero sí, con prisa, ¡reivindico el
poder de la impaciencia!
Qué tremendamente infravalorada está esa codicia tan
asquerosa y qué bonita es. Un “¿cuándo llegamos?” de veinteañero, algo ya de
purgatorio.
Catarsis con café. Aquí mi sugerencia.
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