23 de abril de 2017

Relatos paralelos

Estoy escribiendo la historia más feliz del mundo. A ella le encanta comer verdura y se adora por encima del sabor de la tortilla de patata. Quiere viajar y navega a favor de la corriente lo que le duran los libros. Nunca ha sufrido por dinero, por salud o por amor. No conoce los estados de incertidumbre ni de frustración. Quiere a todo el mundo y todo el mundo la quiere de vuelta, se regalan. Escribe fantasía. Sabe bailar, cocinar y tiene una infinidad de bienes inmateriales. Siempre ha encajado en todas partes, jamás ha llorado y sólo se es infiel a sí misma queriéndose de manera furtiva. Sabe lo que busca y los pasos que da nunca tienen consecuencias negativas. Tiene una familia amplísima y preocupada por su bienestar. Nunca ha tomado drogas y no necesita evadirse de este mundo porque en su plena sobriedad se encuentra siempre en lo más alto. Es dueña de sus pensamientos y no comparte su cariño con quien no lo comparte con ella, está rebosante de calidez. Su pelo brilla con el sol, no tiene ojeras y tiene un cuerpo pequeño y sano. A veces le gusta la mentira. La farsa es su cómplice con papel y lápiz dibujando a una persona entera, plena, feliz. Hace trampas en los trazos, difumina el concepto, realza los colores... Su historia es la más bella de las falsificaciones.


1 de abril de 2017

Memories

Aquella vez sentía los sonidos de los pájaros. Quería escuchar más y más veces las palabras del riesgo y la inocencia. Me preguntaba cada día cuánto apostaba mi cuerpo a cambio de esas sensaciones tan bellas y qué había de real en las vidas ajenas. Los sentimientos eran nómadas, se mudaban de un cuerpo a otro.

Todo se embriagaba de una quietud intensísima, de instantes eternos que acababan demasiado deprisa. Me cobijaba dentro de cualquier muestra de cariño, incluso me arrodillaba para mendigar besos a los pobres. Yo tenía cien mil y un fortunas en mi interior y alardeaba de no tener que arreglar los descosidos de mi ropa para aparentar riqueza.

Era inmensa porque era libre. Libre de fallar, libre de recibir, libre de ahorcarme... tenía algo entre manos.