12 de diciembre de 2012

Taquicardia


Te incrustaste encima. No sé en qué momento, no sé con qué ánimos. Decidiste que necesitaba salir de mí un bisturí que nunca imaginé poder haberme dejado dentro, pero olvidaste impedirle la entrada al miedo, sin el cual tal vez podría haberte dejado hacer tu trabajo y nada más.

El ser humano es sin duda el peor enemigo de sí mismo cuando toma la decisión de serlo. Por lo mismo, es el dueño de la paz propia más plana y el delegar en ti la alarma para haber podido pasar de puntillas por el pasado no fue una buena decisión.

Me has llevado tan, tan lejos, que en la misma cercanía soy la cercanía misma.

Te debo, muy a mi pesar, mi nueva mirada al suelo. Puedo, si quieres, girarme para dejarte marchar despacio y que no puedas negar mi hospitalidad, pero sabiendo que has invadido mi cama, mi conciencia y mi espacio.

Me he comido todo el plato, ¿puedo salir a jugar?



1 comentario:

  1. hermoso todo lo que escribes... se nota que cada una de las palabras te salen del alma... a mi tb me encanta la escritura y la poesia y en mis
    ratos libres me gusta recorrer blogs en busca de talento y el tuyo me ha maravilladofelicitacionees
    saludos

    ResponderEliminar