Estás tomando el
control sobre mí y fluyes a través de mi cuerpo haciéndole creer que puedes
merecer la pena, no sin dejar continuamente
un hueco libre para tener siempre un batallón con el que enfrentarme contigo,
por supuesto, inferior en número.
Eres tan
poderosa que eres capaz de convencerme de que el volver a activarme está muy
cerca de la labor más difícil de todas, la de empezar.
Se intenta hacer
como que no estás, pero sin una meta decente no se puede funcionar. La
espalda más grande para todo aquel que sabe hacerlo, culpable de tanta acción vacía y de
la indiferencia más desmesurada.
Por ti y para
ti, pereza, que necesitas unas vacaciones.
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