Tampoco sé qué se esperaba de mí en un día como hoy, aquí, sin celebración o incomodidad, a 273 K y 1 atm de presión.
Reconozco estar forzando la llegada de cualquier tipo de acontecimiento, de hecho, parece que está funcionando. No pienso hacer hoy lo que pueda esnifar mejor mañana, la impaciencia dosificada te abre muy bien los poros y hace de la rehabilitación algo más llevadero.
Cuando nos salimos de las fronteras de la ciencia olvidamos por completo quién es nuestra madre y hacemos orfanato de las más inapropiadas pasiones.
No puedo evitar enternecerme esperando a que lleguen mis macarrones. Qué hambre me dan las vísperas.
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