23 de octubre de 2012

Arrugando


Tanta silicona me está asfixiando, cuanto más cerca miras, más lejos.

Merece la pena, está claro, por los girasoles, el cocido y la gente vibrante. Me he andado topando con un espejo muy polvoriento, el mismo que antes no tenía bruja y ahora sí. Si es que antes hacían las cosas para que durasen y no podía ser de otra manera.

Tampoco hay que tomarse las cosas tan a pecho, no soy de insistir si no me apetece y puedo comer manzanas a pares, la clave está en limpiar, limpiar el gel limpiador. Muerto el perro, se acabó la rabia.

Algo me dice hay cosas que han caído irremediablemente por su propio peso encharcando todo el suelo hasta hacerle imposible conducir.

Esta temporada se llevan demasiadas cosas, yo, mientras tanto, descubro las tiendas más caras. Derecho de admisión como muelle para la evolución en los días más feúchos.


16 de octubre de 2012

Dear Prudence

Ya a estas alturas de la mañana y yo sin tender la lavada, pasar a limpio los apuntes o descubrir un continente.

Tampoco sé qué se esperaba de mí en un día como hoy, aquí, sin celebración o incomodidad, a 273 K y 1 atm de presión.

Reconozco estar forzando la llegada de cualquier tipo de acontecimiento, de hecho, parece que está funcionando. No pienso hacer hoy lo que pueda esnifar mejor mañana, la impaciencia dosificada te abre muy bien los poros y hace de la rehabilitación algo más llevadero.

Cuando nos salimos de las fronteras de la ciencia olvidamos por completo quién es nuestra madre y hacemos orfanato de las más inapropiadas pasiones.

No puedo evitar enternecerme esperando a que lleguen mis macarrones. Qué hambre me dan las vísperas.

8 de octubre de 2012

Ñam


Concepto madriguera para los jóvenes enamorados. No puedes sentarte en ella, fotografiarla o barrerla, aunque siempre podrás olerla o enfadarla.

Me encanta llegar, poner los dientes largos y pasar de todo civil que se me cruce. Pero siendo realistas, el hecho de ocupar me hace obligada la interacción con lo chabacano, parada necesaria para poder regocijarse en el posterior paraíso, el de la adoración físico-intelectual.

Que de tonterías más grandes puedo llegar a sentir y qué endeble es capaz de volverme mi jarabe del día a día (la dosis según convenga a los dos cada momento de la semana).

Con qué poca imaginación me levanté hoy para ordenarme las ideas, un “pero que yo me lo sabía, solo que así de repente…”. Hay asuntos que me nublan la vista de tal modo que ni con la presión de pensar en futuros juicios sobre mi palabra soy capaz de esquematizarlos.

Todos podemos tener muchísimo genio hasta que nos confunden para hacernos bailar. No somos nada y algunas sensaciones valen más que tu pierna, somos como hormiguitas adolescentes.


¿Un esquema?
Mucho dormir, amor bien dado y hamburguesas, muchas hamburguesas.