19 de diciembre de 2018

Vinter

No se me olvida, no se me van a olvidar las veces que he muerto, los días en que me apagué y vibré. He tragado cien venenos, he llorado de alegría y he visto a la virgen. Por cada una de las veces que viví me maté, por vivir siempre.

Día tras día he desechado lo que sabía, para reír en ti más tiempo y fingir que yo no dormía mientras jaleaba. Las horas de sueño eran más y más, siempre fuera de la cama. Siempre al máximo, sin conocer las medias tintas que pintabas en mi espalda con la escarcha del congelador.

Es invierno en la calle y en el pecho, es el ártico en mi habitación.


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