Mis ojos se encuentran con sobredosis y, aunque otras veces
pensaría lo contrario, esta vez lleva una connotación negativa.
Hacer algo únicamente para ver si da sus frutos es bastante
feo, sin disfrutar ni del paisaje, de la comida, ni de na. Cómo se lleva el
viento los papelitos y cuantísimos pisapapeles necesitamos (o eso nos hacen
creer) a lo largo de nuestra vida.
La escasa ambición de los que dicen desear aprender me
sobrecoge tanto como la atrofia lingual al segundo cubata. A veces, la peor
histeria es la que va vestida con un suave vestidito de jardín zen, además de
ser la menos corregible.
Acelerar el tempo de las baladas de llorera no se considera
trampa, ¿no? Al menos, hará que la siguiente canción venga más deprisa y quién
sabe el género con el que nos toparemos. Dicho esto, me da que va siendo hora
de ducharse, cenar e irse a dormir lo más aceleradamente posible, que ya mañana
espero cantaros mi canción de verbena.