A limón sabe lo
que no sabe y creo que en mi náusea está el arma de un dolor distinto del mío y
que a veces se mezcla.
Los bonitos días
de sol brillante y persiana bajada… ¿desde cuándo dependemos de los rayos
siendo esclavos de escritorio?
No dudar me
asusta, tanto como hacerlo o como morir tontamente. No vacilar consiste en
creer un poco en todo y mucho en nada, como un niño pero al revés. Marinero sin
nudos es mar más abierto.
Merecido o no, mi desayuno está soso y mi
cabeza contenta. Mientras se caiga el mundo que griten mis jugos gástricos, que
son más valiosos en mi clero y porque quiero.