23 de agosto de 2012

Predilección


Digan lo que digan no es pasión, no es dormir de los sentidos, ni tan siquiera cauce o resurrección, es devoción. Pero de la buena, de la que ves que te es devuelta y te alegra la cara al fregar.

Las ganas de gritar aumentan conforme van creciendo las canas, guapas y brillantes cicatrices de los más fugaces arrebatos, con caras de no haber roto nunca un plato (el que por dinero deja de ser echado de menos).

¡A romper! ¡Y cuantos más, mejor! ¿Te vas a fiar del que separa los platos buenos de los malos cuando su doctrina establece que tocar un culo en público está mal?

El calor está atontando mi conciencia cada día mejor, ¡seamos ciegos cuando queramos oír y mudos cuando queramos tocar! Y así lo bien que se está…

Desde luego es cariño cuando no cesa, incluso, desde la objetividad.

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